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Mantenimiento de aerogeneradores
5 de Diciembre de 2016

Pocos trabajos producen tanta adrenalina como los trabajos verticales en Madrid. Ser consciente de que tu vida pende de un hilo —y nunca mejor dicho—, es una sensación solo comparable con los deportes de riesgo más extremos. Los elementos que nos mantienen a salvo de caídas son sencillos pero sofisticados. Los arneses, mosquetones, bloqueadores y cuerdas son fabricados con los más altos estándares de calidad, dado que son los únicos elementos que, literalmente, evitan una caída y una muerte probable. ¿Te atreverías?

Los trabajos verticales en Madrid consisten, fundamentalmente, en el mantenimiento de fachadas, incluyendo trabajos de albañilería. También son trabajos especiales donde el montaje de andamios resulte difícil —o imposible—, o sea más caro que descolgarse desde las alturas.

Desde hace unos años ha aparecido una nueva actividad para los que nos dedicamos a los trabajos de altura: mantenimiento de aerogeneradores. Esas blancas torres, con una hélice de tres palas, que salpican el paisaje montañoso de España, necesitan un mantenimiento periódico que se podría dividir en dos facetas: por un lado, hay que realizar labores de limpieza de la grasa que chorrea de la corona de giro y se desliza por el fuste. Una energía limpia no puede estar sucia de hidrocarburos.

Por otro lado, las palas motrices se degradan con el giro, teniendo en cuenta que las palas giran a una velocidad aproximada de entre quince y cuarenta vueltas por minuto y que la longitud media de una pala es de 25 metros (¿a que te sorprende?), significa que la punta de la pala se mueve a una velocidad entre 141 y 377 kilómetros por hora.

Es una velocidad suficiente para que, con el granizo, vibraciones, incluso con el mismo polvo en suspensión, obligue a realizar trabajos periódicos de mantenimiento como los que hacemos en Alman, sobre todo en el borde de ataque de las palas, donde más sufren.

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